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La sensación de perderse algo o Síndrome FOMO (fear of missing out) ha sido reconocido por los psicólogos como un trastorno producido por el avance de la tecnología y la cantidad de opciones que se nos presentan a las personas hoy en día. La causa de este fenómeno es estar continuamente conectados a la red. 

¿Qué es el Síndrome FOMO?

Llevamos ya años con el creciente fenómeno de los selfies y desde Brain Psicólogos hacemos hincapié en la importancia de la educación para prevenir el posible uso nocivo al que nos enfrentamos por estar siempre conectados.

El número de individuos que sienten que su vida es mucho menos interesante que la de sus conocidos está creciendo. El querer ser aceptado por otros siempre ha existido, y es algo lógico ya que hace referencia a la identidad social. A nadie le gusta sentirse excluido. Solemos funcionar en sociedad queriendo ser reconocidos por los diferentes grupos de los cuales formamos parte: nuestra familia, nuestros amigos de la infancia, los amigos de la universidad, compañeros de trabajo…

Las redes sociales y el FOMO

Las redes sociales exponen la variedad de actividades que uno podría estar haciendo en cada momento y proporcionan multitud de oportunidades de interacción social. El problema reside en que muchas veces se presentan más opciones de las que podemos abarcar y esto puede llevarnos a la percepción de que otros están teniendo mejores experiencias que nosotros. En estos casos, se pierde el contacto con la realidad y es la imaginación la que juega un papel determinante a la hora de interpretar lo que vemos por estos medios.

Al estar conectados las 24 horas del día mediante nuestros smartphones, este sentimiento puede experimentarse no solo en varios momentos al día, sino con los diferentes grupos a los que pertenecemos. Esto nos puede conducir a que estemos siempre pendientes de este escaparate para poder destacarnos entre nuestros contactos y mostrar la gran vida social que tenemos.

Investigaciones sobre el Síndrome FOMO

Mylife.com publicó un interesante estudio del Dr. Andy Przybylski en el que investigaba a más de 2.000 adultos de Estados Unidos sobre su capacidad de desconectar de sus smartphones.

El estudio concluyó que el Síndrome FOMO tiene una mayor intensidad entre la gente joven y entre los hombres jóvenes en particular, y los niveles altos de este síndrome, correlacionan positivamente con circunstancias sociales como el bajo nivel de satisfacción social, lo que causa sentimientos de inferioridad. La investigación sugiere que FOMO puede llegar a provocar problemas en la salud mental de las personas, ya que puede producir depresión o ansiedad. Otros estudios anteriores, concluyen que los individuos que dan más valor a las redes sociales como parte de su desarrollo social, tienden a experimentar más FOMO.

En las redes sociales intentamos mostrar cómo queremos ser y no cómo somos en realidad, pudiendo llegar a percibir que la vida de los demás está exenta de problemas y es mucho más interesante y emocionante que la nuestra. La identidad social, especialmente en los jóvenes que viven inmersos en las nuevas tecnologías, se va creando en gran parte, a través de Facebook, Twitter, Instragram, etc. Es claro el hecho de que este nuevo modo de vida está “moldeando” de una manera alarmante, ya sea para bien o para mal, la vida de los adolescentes.

En contexto: Síndrome FOMO y la sociedad tecnologizada

Los expertos nos advierten que este síndrome es consecuencia de un tipo de distorsión cognitiva que lleva a pensamientos irracionales. Para personas con propensión a este tipo de pensamientos, las redes sociales pueden llegar a ser perjudiciales. Aún así, recomiendan que desenchufarse completamente de las redes sociales no resuelve el problema ya que es solo una forma de evitación. Las terapias cognitivas del comportamiento u otras formas de psicoterapia, pueden ayudar a corregir los pensamientos negativos.

La educación es básica para prevenir este tipo de patologías asociadas al uso de las nuevas tecnologías y debe hacerse desde edades tempranas para dotar a los menores de herramientas útiles que les permitan mantener una autoestima fuerte, a pesar de las influencias externas. 

Las redes sociales son atractivas porque suponen un espacio donde los adolescentes son protagonistas y son un lugar idóneo para relacionarse con otros grupos de personas que usan su propio lenguaje y comparten sus gustos e intereses. Pero como agentes socializadores que son, también transmiten valores. Es tarea de los adultos procurar que estos jóvenes entiendan las consecuencias positivas y negativas de su uso.

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